El Viver tiene sus orígenes en el siglo XII, cuando la propiedad estaba conformada por una capilla románica y una pequeña casa adosada con unas 20 hectáreas de terreno de cultivo que se utilizaron hasta los años sesenta. Propiedad de la familia Rumeu desde principios del siglo XIX. En el año 1863, José Rumeu Vilardebó mandó construir la casa actual de estilo novecentista.
La casa está situada en medio de una finca rodeada de jardines realizados por importantes botánicos y paisajistas como Josep Fontserè (finales del siglo XIX), Nicolau Rubió i Tudurí (1944-1960) y Joan Pañella i Bonastre (1969-1970). Llenos de rincones románticos, estatuas clásicas, estanques, una logia, un templete, entre otros elementos de interés.
Todo el conjunto, catalogado y protegido como patrimonio arquitectónico y paisajístico del municipio, se puede visitar una vez al año, el segundo domingo de septiembre, coincidiendo con la festividad de la Mare de Déu del Viver que se celebra en la ermita situada frente a la casa.